Familia y Origen

En el marco de la celebración del bicentenario del nacimiento de Ángel Bernardo Pérez y Pérez (1823-1897),  fundador de Pérez y Cía., se han revelado detalles sobre sus raíces familiares. Provenía de una respetada familia de Jándalos, Cántabros radicados en Sevilla o Jerez vinculada a la próspera industria vitivinícola. Lamentablemente, el abuelo de Ángel Bernardo, Benito Pérez y Pérez, sufrió un trágico destino mientras supervisaba sus negocios relacionados con el vino en Sanlúcar de Barrameda durante el verano de 1790.

Ángel Bernardo tuvo el privilegio de estudiar en la escuela de Comillas, donde conoció a Claudio López y López, hermano menor del futuro marqués de Comillas, con quien compartía un parentesco lejano. Este encuentro creó un vínculo duradero con la influyente familia López de Comillas, que impactaría significativamente el futuro de Ángel Bernardo.

El otoño de 1838 marcó el inicio de su carrera laboral en la ciudad de Jerez. No obstante, el destino le tenía reservada una experiencia más allá de la península. En diciembre de ese mismo año, embarcó rumbo a San Cristóbal de La Habana, junto a Claudio López, quien había sido llamado por su hermano Antonio, ya establecido en la isla. Este viaje fue el comienzo de su destacada trayectoria empresarial.

Emigración a Cuba.

Después de trabajar durante aproximadamente un año y medio en la oficina de Noreña en San Cristóbal de La Habana, Ángel Bernardo Pérez se trasladó a la oficina de Cienfuegos, gracias a la recomendación de Antonio López. En el verano de 1840, se unió a la empresa «Azpeiteguía, Arrechea y Zaldo», especializada en la venta de diversos productos que llegaban en buques de Santander y otros puertos peninsulares. Allí, abastecía a la población cubana con materias primas para sus ingenios de azúcar.

En marzo de 1844, Ángel Bernardo dio un paso audaz hacia la independencia y abrió su propio comercio en Cienfuegos. Amplió su negocio con la apertura de dos locales en 1846 y a partir de 1850 y se convirtió en el representante de Antonio López, asumiendo el rol de su apoderado.

Después de casi 12 años en Cienfuegos, en enero de 1852, Ángel Bernardo decidió cerrar sus locales allí. Posteriormente, se unió a la firma «Salmón, Pereda y Cía» en Santiago de Cuba. En junio del mismo año, regresó a la península ibérica acompañado de sus amigos Claudio López y José García Álvaro.

Fundación de Pérez y García.

La historia de Ángel Bernardo Pérez y Pérez, fundador de Pérez y Cía., es un ejemplo de tenacidad y éxito empresarial. En 1853, junto a su amigo José García Álvaro, regresó de Cuba y fundó la sociedad en Comandita «Pérez y García» en Santander, con el objetivo de ser una agencia de consignación de buques.

La empresa se destacó en el transporte de mercancías, realizando fletes de bacalao y madera desde Noruega a Santander. Inicialmente, utilizaban bergantines noruegos e ingleses y, más adelante, adquirieron sus propios barcos. También se aventuraron en la exportación de harinas y trigo de Castilla a Reino Unido.

Ángel Bernardo no solo fue un exitoso empresario, sino también un hombre activo en la vida política y social de Santander. Desde 1858, ejerció como diputado provincial por Treceño y vicepresidente de la Diputación Provincial de Santander hasta finales de 1861. Además, desempeñó un papel relevante en el consejo de administración del ferrocarril de Isabel II y el Crédito Cántabro.

En 1861, tras su regreso definitivo a España, Antonio López lo nombró representante de la naviera y de los Vapores de Antonio López en Santander. Dos años antes de la muerte de Antonio López, la naviera se transformaría en La Trasatlántica. En ese momento, la empresa de Ángel Bernardo tenía bajo su gestión los barcos «Teresa», el «Terpsícope» y «El Cuco», y posteriormente el «Josefa».

A partir de 1872, Santander se convirtió en el puerto de salida para los viajes trasatlánticos de los Vapores de Antonio López hacia La Habana y Puerto Rico, sumándose así a los puertos de La Coruña y Cádiz. Esta nueva responsabilidad de atender a las necesidades de los Vapores de Antonio López otorgó una dimensión relevante a la sociedad de Ángel Bernardo Pérez.

En 1873, la sociedad cambió su nombre a «A. B. Pérez y Cía.», tras la incorporación de nuevos socios como su sobrino Eduardo Pérez de la Riva y Joaquín del Piélago Sánchez de Movellán. A lo largo de los años, Ángel Bernardo dejó su huella en Santander, participando en la creación de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación en 1886.

En 1880, en Santander, Ángel Bernardo promovió el último gran solar del Muelle o Paseo de Pereda, el número 36, junto con su suegro Juan Carlos de Eizaguirre y El Marqués de Comillas. La idea era convertirlo en un Hotel de Viajeros para los pasajeros que llegaban de las Antillas, y más tarde se convirtió en la sede de la Sociedad «A. B. Pérez y Cía.». El edificio fue diseñado por el arquitecto Atilano Rodríguez en estilo francés y es posiblemente la casa más sofisticada de las que forman el Paseo, con un portal de mármol de dos escaleras.

En 1882, Ángel Bernardo participó en la creación de la Compañía Trasatlántica junto con su suegro.

A la muerte de Ángel Bernardo Pérez en 1897, «A. B. Pérez y Cía.» pasó a llamarse «Hijos de A. B. Pérez y Cía.» hasta 1917, cuando uno de los hijos, Ramiro, falleció. En ese momento, la empresa cambió de nombre y se denominó «Ángel Pérez» hasta 1939, cuando recuperó su nombre original, «A. Pérez y Cía.», después de la guerra civil española del siglo XX.

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